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miércoles, 25 de junio de 2008

R.Kipling

Dominio de si

Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,

cuando todo a tu lado es cabeza perdida. Si tienes en ti mismo una fe que te niegan y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan. Si esperas, en tu puesto, sin fatiga en la espera; si engañado, no engañas; si no buscas más odio que el odio que te tengan... Si eres bueno, y no finges ser mejor de lo que eres; si al hablar, no exageras lo que sabes y quieres.

Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo;
si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si te encuentras el triunfo o llega la derrota,
y a los dos impostores tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del mundo encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque ésta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día.
Si pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie, de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aun después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada
porque tu lo deseas y lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo, y guardas tu virtud.
Si marchas junto a Reyes, con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera llega a hacerte una herida.
Si todos te reclaman y nadie te precisa.
Si llenas el minuto, inolvidable y cierto,
de sesenta segundos que te llevan al cielo...
Todo lo de esta tierra será de tu dominio,
y mucho más aún: serás HOMBRE, hijo mío.
R. Kipling